sábado, 30 de mayo de 2009

El OVNI de Bariloche

Eran las 13 hs del día 4-8-95 y me encontraba observando el pro­grama de canal 9 de Bs As, "Almorzando con Mirtha Legrand" que se presentaba de Lunes a Viernes. Esa vez estaban como invitados, el pro­tagonista del avistamiento de un Objeto Volador No Identificado (OVNI), comandante Jorge Polanco. Era un hombre de mediana edad con su uniforme y corbata negra, camisa celeste un poco mas clara que sus ojos y con una expresión en su rostro, que no me cabe la menor duda que al informar decía la verdad. En sus 25 años de experiencias como piloto de aviación era la primera vez que se encontraba frente a este fenómeno desconocido para él pero no para otros aviadores que sabe­mos que han tenido vivencias semejantes en todo el mundo y desde ha­ce muchísimos años.
Otro invitado, el comandante Domingo Gaitán, de gendarmería, con su uniforme verde grisáceo, ojos marrones y corbata mas clara, beige, que en otro avión vio lo mismo que Polanco, ayudaba a revivir los hechos.
También fueron invitados un matrimonio que vive a 17 Km de la ciudad de Bariloche y fueron testigos oculares del hecho, visto desde otro ángulo y situación, los Cabral (Berta y Silverio). Ella es ama de su casa y él un formoseño ex-policía que vive desde hace muchos años en esa zona.
Completaba la mesa el Dr Antonio Las Heras, investigador sobre OVNI'S, contento porque sabía que este programa que tiene millones de expectadores haría mas creíble el tema que se presentaba: un OVNI avis­tado en nuestro país. Porque aunque parezca mentira hay gente que todavía no cree que existan. Mirtha, con una excelente conducción, cosa que le es habitual, trató de sonsacar cuanta información pudo.
Yo les voy a contar lo que me acuerdo de esta narración y agrega­ré lo que sepa de otras oportunidades para que no tengan una ignoran­cia supina, que es la que procede de negligencia en aprender lo que puede y debe saberse.
De lo que pasó en Bariloche se dedujo:
1- Nadie se asustó pero todos se sorprendieron,
2- El objeto fue visualizado por todos los in­formantes pero no captado por el radar del aeropuerto,
3- Fue percibido tanto desde tierra como desde los aviones en vuelo y aconteció como sigue:
Era el 31-7-95 cuando a eso de las 20 hs Bariloche se quedó sin luz. Los esposos Cabral van al mercado y al salir ven en el cielo algo muy luminoso, color naranja intenso, con rayos que se proyectaban solo hacia abajo. Por los costados del centro radiante, la luz era ver­dosa. Era noche de estrellas con luna que iluminaba poco y algunas nubes. En ese cielo volando a 31.000 pies el piloto vio cómo Bariloche se quedó sin luz y cómo, poco después, pero no simultáneamente, quedaba sin luz el aeropuerto que estaba iluminado con equipo electrógeno propio. Esto le impidió aterrizar por lo cual hizo un escape. Tenían que aterrizar entre las 20 y 20.30 hs con un Boing 727 de 88 tonela­das de peso, de mas de 50 metros de largo, con 102 personas a bordo. El comandante Polanco, con otros tres tripulantes observan un plato invertido luminoso a la derecha del avión. La torre del aeropuerto ma­nifestaba no tener conocimiento por instrumentos pero estar avistan­do una luz a 40 ó 50 metros del avión. Se veía la forma definida de plato sopero invertido pero la luz tan intensa impedía ver lo que había en la parte superior o visualizar algo en su interior.
El OVNI, completamente silencioso, poseía una velocidad superior a la que pueden alcanzar nuestras naves y además ascendió en ángulo recto, de 90°cosa que no logra hacer la tecnología a nuestro alcance hasta el día de hoy. El plato fue avistado en otros puntos del sur ar­gentino por habitantes de esa región de acuerdo a los llamados tele­fónicos que recibió el programa.
El mayor Oviedo a cargo del aeropuerto, muy excitado, ni bien des­cendieron los pasajeros fue a hablar con Polenco y los tripulantes, no cabían dudas de que habían visto lo mismo.
Yo me puse a pensar y recordé que en el "Metropolitan Museum" de Nueva York, USA, que es una colección completa de objetos ilustrativos de la historia y el arte desde sus comienzos hasta lo actual, vi en una de mis visitas, una cápsula de una nave espacial con su tripulante dentro, un humanoide de talla pequeña, como momificado,que había sido encontrado años anteriores a la exposición y no estoy hablando de ahora sino de la década del 60, y esa era una nave espacial tripulada con un ser diferente a las tres razas que poblamos el planeta tierra.
También recuerdo de esa década, que el Dr Escardó, nos contó que había ido a la Rca Oriental del Uruguay, en donde en un establecimien­to, "La Aurora", aterrizaban platos voladores. Mi hermano mayor años después me comentó lo mismo: le pedí que me llevara y fuimos. Los de la NASA ya habían estado y hasta dejado una placa de recuerdo. Las áreas de pastos quemados, bien demarcadas, que quedaban al despegar las naves, árboles partidos y otras observaciones y relatos de los cuidadores de la finca, no dejaban lugar a dudas en cuanto a la veracidad de los hechos. Incluso se nos paró el motor del vehículo y no pudimos avanzar a la hora que es sabido había fenómenos físicos que impedían la cir­culación, hecho que acaecía al anochecer. Menos mal que andábamos en casa rodante de manera que al día siguiente todo se normalizó y pu­dimos llegar a "La Aurora" recorriendo uno o dos Km que nos faltaba para llegar.
En otra oportunidad guardé en casa un pedazo de tierra modifica­da, mas negra y compacta, casi piedra; sacada del lugar de aterrizaje de un plato volador en Entre ríos. Claro que a esto me lo dio de recuer­do un señor que en Gualeguaychú se convirtió en seguidor de todos estos hechos. Me dijo que el terrón corresponde al lugar del aterriza­je de un OVNI sobre tres patitas que asientan sobre el terreno y la compactación de tierra tiene lugar al despegar el vuelo pues lanzan tanta presión que queman los pastos y comprimen la tierra en la cir­cunferencia correspondiente al área del plato. Ya ha habido varios ate­rrizajes en E. Ríos. El primero que recuerdo fue en Palavecino, en don­de el chacarero que estaba en el campo no sólo vio la nave sino que le robaron un animal de cada especie, un pavo, una gallina, un cerdo. No tenía razones para mentir.
Hace no muchos años, a mediados o finales del 80, mientras jugaba a la canasta con cinco familiares en mi casa del Gran Buenos Aires, recuerdo que estaban informando por los medios de comunicación que los aviones no podían aterrizar en el aeroparque de la ciudad porque habría una flotilla de platos voladores sobrevolando la pista. Yo insistía en que quería ir a verlos y los que estaban jugando me decían que quería interrumpir porque iba perdiendo. Les decía que escucharan y/o vieran lo que decían por televisión, que estaba encendida y yo observaba, y no hacían caso, estaban sordos para ese tema. Después salió en los diarios, pero el pueblo olvidó. Cada vez que hablan sobre el te­ma parece una novedad.
Cuando algo pasa, existen razones, aunque a veces las ignoremos, ¿Será que el ser humano siente esa perturbación angustiosa del ánimo por peligro real o imaginario, llamado miedo, y se defiende del mismo no grabando en memoria a la información que lo provoca? Además pienso que ese miedo es cerval, es decir grande y excesivo, en los organismos de defensa nacionales de todo el mundo y esa debe ser la razón por la cual no estamos mas informados como alumnos de escuelas y colegios.
Estamos ante un fenómeno que no se informa porque también lo desconocen quienes nos enseñan. Yo no sé si las naves son extra o intra terrestres. Todo parece indicar que tienen pista de aterrizaje en el Uritorco (Córdoba), en La Aurora (R del Uruguay). Que también hay fe­nómenos raros en el triángulo de las Bermudas del Caribe y quien sabe en cuantos lugares mas. También sabemos que hay mucha gente abocada a recopilar datos y documentación fehaciente sobre los hechos, que a veces publican libros y otras aparecen por televisión. Yo recuerdo a Favio Serpa hablando sobre el particular. Con todo esto que les cuento quiero decirles que el tema es fascinante y hasta existe la posibili­dad de que estas naves o algunas de ellas sean producto de alguna organización de nuestro planeta que ha descubierto nuevas tecnologías cuyo secreto se guardan. Pero si nosotros, los terráqueos ya hace años llegamos a la luna y actualmente estamos con satélites y estaciones espaciales realizando estudios de Marte y otros planetas ¿Por qué tenemos que pensar que somos los únicos seres inteligentes del universo?
¡Ah! Me olvidé de contarles lo que Le pasó al Sr Cabral la no­che que vio el OVNI. No pudo dormir porque la imagen del OVNI le quedó dentro de la cabeza ¡yo lo comprendo! A mí una vez me pasó algo pa­recido, hace pocos años, aunque yo desgraciadamente nunca vi un OVNI. Fue en una ocasión en que había conseguido un juego para mi computa­dora, el digger, que hasta hoy practico para ejercitar mi función cere­bral. Resulta que yo conseguí un disquette con el juego, pero no hubo quien me lo pudiera enseñar y no tenía las reglas del mismo. Entonces me esforcé por entenderlo por mí misma y practicaba viendo cuando me daba puntos, que eran esas bananas que aparecían de donde salían los diggers y cuando percibí que eran premios quise encontrar las claves del juego que otorgaba los mismos. Así, sin parar, practicando, estuve todo un día y hasta las cinco de la mañana del siguiente. Cuando quise dormir no pude aún con los ojos cerrados los diggers seguían corriendo en mi mente como si la pantalla del monitor se hubiera trasladado a mi cerebro. Me asusté porque creí que me iba a enloquecer, pero eso pasó y nunca mas llegué a propasarme en el uso de la computadora. Pienso que cuando una luz, como la del OVNI, es demasiado potente, o sin ser tan potente, uno se expone demasiado tiempo, como en la computadora, el cerebro en vez de archivar las imágenes en memoria, las deja dando vueltas en el circuito cerebral.
Este es el relato que les querría contar, como ven mi experiencia es escasa ¡Nunca vi un OVNI!, ¡Pero saben qué ganas que tengo de verlo! Pero no se palpan, ni se gustan, ni se oyen, ni se huelen. Hay una sola forma de percibirlos: verlos, observar el cielo, y yo soy tan casera que lo único que veo es el cielo raso. Las imágenes que he visto son tele­visivas, fotos y experiencias captadas por otros y eso me basta para saber que es cierto pues tengo conciencia de los límites de nuestros conocimientos, y sé que existen muchas, muchísimas cosas que escapan a mi saber y entender.

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