sábado, 17 de octubre de 2009

Mes de Julio de 2009

El primero de Julio fue Miércoles y concurrí, como lo hacía habitualmente, a la reunión de Clamor, grupo de poetas que fue creado por Gilda Paz y desde entonces se reúne los primeros y terceros Miércoles de cada mes. Ya hace años que Gilda murió y al grupo lo presi­de Roma Rotela y también hace años que las reuniones se hacen en el tercer piso de la Sociedad Argentina de Escritores central, sito en Uruguay 1371. El grupo integrado por poetas se reúne para leer poemas, cada uno de su autoría y esa es una forma de conocernos y relacionarnos. A veces a alguien se le ocurre leer algún poema de otro autor o presentar prosa en vez de poesía siempre que sea un texto corto de no más de tres carillas. Pero como denominador común, es una ronda de lecturas donde uno lee y los demás escuchan atentamente de manera que se necesita atención y silencio de parte de los concurrentes. Justo ese día y estando atenta a una de las lecturas me dio un acceso de tos con una picazón de garganta que por aguantar la tos se me caían las lágrimas hasta que al final entre cambio de lectores trataba de toser un poco para normalizar la respiración: tuve que retirarme mas temprano que lo previsto para poder toser a gusto y así sentirme mejor y por lo menos llegar a casa mas temprano. Pero no me sentí mejor; al día siguiente además de tos se agregó resfrío y malestar y así estuve prácticamente todo el mes de Julio que permanecí encerrada en casa aunque sin fiebre y sin guardar cama.
Yo, asidua concurrente a reuniones culturales de diferentes gru­pos literarios, atrincherada por una pandemia de gripe producida por Influenza A (H1N1) en donde oficialmente se suspendían y/o se aconsejaba no asistir a reuniones para que no se disemine la infección. No debía concurrir no ya para protegerme sino para no propagar lo que a mí me producía el resfrío y la tos aunque no fuera influenza.
Y qué hacer encerrada en casa? Ahora leería algunos de los tantos libros dejados para cuando tuviera tiempo de leer tranquila. En el primer estante de libros veo un paquete que al abrirlo contenía tres volúmenes comprados, según la boleta incluída, tres libros por trein­ta pesos, de oferta en la última Feria Internacional del libro de Bs. Aires. Claro, lo recuerdo, vi "El Quijote de la Mancha", estaban los tomos 1 y 2, muy buena presentación de la "Biblioteca de la Litera­tura Universal" (512 pgs el 1ro y 522 pgs el 2do tomo) y recuerdo que los tomé y pregunté si estaban en la oferta y me dijeron que sí, elija otro mas que son 3 x 30 y al lado estaba un libro muy pin­toresco con un título que no había leído, de Julio Verne al cual adicioné. Al llegar a casa los dejé en el lugar donde ahora los hallo tres meses después. Al ver las tapas tan pintorescas leo "Maravillo­sas aventuras de Antifer" y al leer el autor veo su genio "Ver en Julio", era "Julio Verne" y me dije, bueno, manos a la obra con este de 432 pgs, al cual leía por 1ra vez. Julio Verne fue uno de los au­tores predilectos de cuando éramos chicos o adolescentes pero a este título no lo conocía. Pero en "ANTIFER" leí "FIN RETA", su genio, y decidí: vamos a ver si esto es cierto. En esta novela, los secretos que se heredan de padres a hijos, con intrigas, escondites y viajes interminables y accidentados me llevaron a través de todo el imperio otomano en busca primero, de donde esconder un te­soro y después, de como encontrarlo.
Posiblemente sea yo misma quien se impone la obligación de terminar de leer un libro cuando lo empieza, por eso llegué al fin y aho­ra sí podré empezar a leer todo "Don Quijote" de principio al fín y no partes, resúmenes, análisis u otras cosas como nos ha tocado por razones escolares, colegiales, cursos o curiosidades: ahora, ya madura, quiero saber qué tiene o contiene que ha hecho que dos por tres me salgan Quijotadas, tanto en genios de nombres encontrados en el Quijote o en poesías referidas a ese libro o a su autor.
Ah! Pero qué había leído yo de Julio Verne? Este escritor francés nacido en Nantes en 1828 muerto en 1905? recuerdo "Viaje al centro de la tierra", "La vuelta al mundo en 80 días" que también vi en cine y andaban rodando por casa libros que leían otros miembros de mi familia, "Cinco semanas en globo", "París en el siglo XX", "Los hijos del Capitán Grant", "Veinte mil leguas de viaje submarino'', "De la tierra a la luna" y quizás otros que no recuerdo, pero eran novelas fantásti­cas, parecían ciencia ficción en aquella época de tantos lectores de libros porque no se conocían la televisión, ni internet y en pueblos del interior ni siquiera había cines o teatros. Para eso había que ir a Buenos Aires o a ciudades vecinas del pueblo donde nací. Bueno, aho­ra que terminé con el libro de Julio Verne, leeré el de Cervantes, pero esa es otra historia.

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